¿hacemos algo juntos?

Te cuento un poco lo que hago y como contactar

Cada persona que se interesa por mi trabajo aporta una nueva energía a lo que hago, así que gracias por acercarte. Te cuento primero: mi foco no está en los retratos tradicionales ni en el contenido estándar. Mi fotografía es diálogo y emoción—escenas naturales donde la sensualidad, la luz y el ambiente tienen el papel principal.

Suelo buscar colaboraciones que sumen autenticidad. No me importa tanto la experiencia como el modo de sentir y mostrar ese lado propio; no busco poses prefabricadas, sino momentos espontáneos o íntimos, imágenes donde el juego y la presencia sean reales.

Trabajo temas como la libertad personal, la belleza cotidiana y el arte de lo sugerido. No es cuestión de crear desnudez sin razón, sino de transmitir confianza y verdad, explorando esa zona en la que el arte y el deseo se rozan sin perder elegancia. Las colaboraciones nacen cuando alguien aporta matices únicos—actitud, creatividad, sensibilidad o simplemente algo distinto que no sabría explicar.

Si tienes ganas de experimentar y te mueve algo parecido, seas modelo, creativo o curioso, solo tienes que dejar tu mensaje abajo. Leo todo con atención y respondo siempre que pueda, pero sin prisas ni presión. La idea es sencilla: encontrar personas con las que crear imágenes que dejen huella, en un espacio sincero y abierto.

habla conmigo sin compromiso
CONTACTA POR WHATSAPP

Javier J César

Apasionado de la fotografía, especializado en la fotografía femenina, sensual y erótica.

La primera vez que me enamoré de una cámara ni siquiera sabía usarla. Era pequeña, digital, 2 megapíxeles y un lugar fijo en el escaparate de una tienda de electrodomésticos de barrio. Yo pasaba por delante casi cada día. No iba a comprar nada, solo a mirar. Era como asomarse a una vida que todavía no tenía, pero que, en el fondo, ya estaba esperando.

Cuando por fin pude llevármela a casa, no tenía un plan, solo curiosidad. Empecé con paisajes, calles mojadas después de la lluvia, amigos que se dejaban retratar entre risas… Lo típico. Pero, a veces, lo típico es solo el primer capítulo de algo que no imaginas.

El segundo capítulo llegó en forma de regalo: una Sony F828. Negra, robusta, con ese objetivo Carl Zeiss que giraba como si la propia cámara se doblara para mirar mejor el mundo. Zoom manual, anillo de enfoque, controles por todas partes… ya no era “una camarita”, era una máquina de fotos de verdad. Pesaba más, exigía más y, a cambio, te pedía que te lo tomaras en serio. Con ella aprendí a jugar con la luz, a entender qué era eso del ruido, del balance de blancos, de las sombras que también cuentan historias. Dejó de ser un juguete y empezó a parecerse a un oficio.

Un día, una chica me escribió. Había visto algunas fotos mías en redes y me preguntó si hacía sesiones en lencería. Dudé un segundo, no por pudor, sino por respeto: a ella, a la cámara, a lo que podía pasar allí. Acepté. La sesión fue sencilla: un piso normal, luz de ventana, música baja, dos cafés y cero prisas. Ella empezó algo tímida, pero poco a poco fue habitando su propio cuerpo de otra manera. Cuando terminamos, me miró y me dijo: “¿Y si probamos también unas de desnudo?”. Aquel “¿y si…?” lo cambió todo.

En ese momento entendí que no se trataba solo de piel. Había algo más: confianza, entrega, vulnerabilidad, orgullo, un tipo de belleza que no necesita permiso. Era una conversación silenciosa entre su cuerpo y mi cámara. Y supe que quería quedarme a vivir en ese lenguaje.

Desde entonces, mi trabajo es ese: crear imágenes sensuales y elegantes entre Granada, Málaga y Marbella, donde cada sesión sea, más que un “shooting”, una historia. Historias de mujeres que deciden mirarse sin filtros, sin poses imposibles, sin la obligación de ser perfectas. Solo luz, emoción y piel que cuenta cosas.

Si has llegado hasta aquí quizá sea porque intuyes que dentro de ti hay una versión que todavía no has visto en fotos. No hace falta que tengas experiencia ni que sepas cómo ponerte: de eso me ocupo yo. Hablamos, lo preparamos juntos, elegimos la atmósfera… Y un día, frente a las imágenes, puede que te reconozcas de un modo distinto. O puede que no te reconozcas en absoluto… porque, por fin, te estés descubriendo.

La cámara ya no tiene 2 megapíxeles, y la Sony F828 quedó atrás como esas cosas que te cambian sin hacer ruido. Hoy disparo con equipos más modernos, sí, pero lo importante no ha cambiado: sigo siendo ese tipo que se queda mirando un escaparate —ahora es el tuyo— imaginando la historia que todavía no hemos contado. Y, si te apetece, podemos empezar a escribirla con luz.

Privacy Settings
We use cookies to enhance your experience while using our website. If you are using our Services via a browser you can restrict, block or remove cookies through your web browser settings. We also use content and scripts from third parties that may use tracking technologies. You can selectively provide your consent below to allow such third party embeds. For complete information about the cookies we use, data we collect and how we process them, please check our Privacy Policy
Youtube
Consent to display content from - Youtube
Vimeo
Consent to display content from - Vimeo
Google Maps
Consent to display content from - Google